El 6 de mayo de 1910 en el Palacio de Buckingham, después de padecer por largo tiempo de los bronquios, murió de forma súbita Eduardo VII.
Su último año de reinado fue convulso y complicado ya que Inglaterra estaba sumida en una crisis constitucional, pues estaban enfrentados la cámara de los lores (conservadores) y el gobierno del primer ministro Asquith (Liberales), ya que los conservadores se negaban a aprobar el Presupuesto del Pueblo (People's Budget).
Eduardo murió en mitad de la trifulca.