El 17 de septiembre de 1665 moría Felipe IV en Madrid.
Murió el rey de la Casa de Austria que más días había permanecido en el trono español, 44 años. Había muerte también el rey que junto con Felipe III había ostentado el trono de Portugal.
Durante su reinado se produjo un gran esplendor en la cultura española. Pero con él también comenzó la decadencia de los Austrias, perdió Portugal, dejo el gobierno en manos de validos y la gran consaguinidad que corría por sus venas hizo que pocos de sus numerosos hijos sobrevivieran y que el heredero al trono tuviera tanta consaguinidad que fuera incapaz de reinar.
Fue enterrado en la Cripta del Real Monasterio de El Escorial.