Esta pintura fue expuesta por Monet en 1874 en una exposición colectiva en el estudio del fotógrafo Nadar. El mismo pintor bautizó la obra con el nombre de Impression. El crítico Louis Leroy, que la vio, se refirió a la obra con términos muy despectivos referidos sobretodo a la técnica.

La gran novedad se encontraba en la técnica y en la concepción del cuadro: Monet pintaba al natural y ello se traduce en una pintura rápida gracias al carácter cambiante de la luz. La técnica parte de pinceladas pequeñitas de colores puros que dan un aspecto a la obra de esbozo, es decir, inacabado. Este inacabado se produce a los ojos del espectador si se mira de cerca. Sin embargo, si el ojo del espectador se aleja, las pinceladas se funden en su mirada y el tema del cuadro se compone.

Fue a partir de la crítica de Leroy, que el grupo del que formaba parte Monet, se empezó a llamar impresionsita en respuesta a la ironía del crítico.