Claude Monet

Claude Monet es, sin duda, quien mejor refleja el espíritu del impresionismo. Su interés se centra principalmente en el paisaje y en la incidencia de la luz en diversos momentos. El reflejo de los objetos en el agua y el efecto de la niebla, la lluvia y la nieve componen el eje central de la pintura de Monet.

Una de las grandes aportaciones de Monet es la de tomar un único tema y pintarlo varias veces teniendo en cuenta el cambio en la percepción visual que plantea la luz, ya que su presencia influye. Se trata de las series de cuadros (La Catedral de Rouen, El puente de Westminster, La estación de San Lázaro). El artista es capaz de demostrar que las pinturas de una serie con un mismo tema, pero con variaciones correspondientes a la luz en diversos momentos, podían ser todas igual de realistas, y al mismo tiempo, completamente diferentes.

La obra de Monet disolverá las formas progresivamente, hasta tal punto que los objetos se convierten en manchas de color dando lugar a una pintura próxima a la abstracción. De hecho, la obra tardía de Monet, se reivindica como un antecedente del informalismo que corresponde a la segunda mitad del siglo XX.